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Tan Solo un Siervo de un Dios Fiel - La vida de Hudson Taylor

Actualizado: 5 nov 2024


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Dicen los que saben que en general los avances tecnológicos, sociales, éticos. educacionales o de cualquier índole nacen primeramente en Europa después se trasladan a EUA hasta que finalmente llegan a México. Había algo como 10 años de diferencia entre EUA y Europa y como 15 a 20 años entre México. Un maestro del seminario nos decía que eso sucedía con los escritos teológicos alemanes. No era hasta años después que se traducían al inglés, pero para que llegaran al español podía tardar décadas. Por eso cuando nos llega algo realmente para ese entonces ya no es algo nuevo. Algo similar sucedió hace unos siglos en China irónicamente.


Hudson tuvo una conversación con un líder budista que se había convertido en la iglesia que había fundado. El señor Ni le preguntó a Hudson, “¿Por cuánto tiempo han tenido las buenas nuevas en su país?” A lo que contestó con reticencia, “Hace varios siglos.” “¡Qué! ¿Cientos de años?” continuó el líder chino, “Mi padre buscó la verdad y murió sin conocerla. ¿Por qué no vinieron antes?” Para él no tenía sentido tener tal tesoro y no querer compartirlo con los demás. Por eso y más, Hudson se empecinó en llevar el evangelio hasta lo último de China. Y lo logró. Logró plantar una semilla eterna que por más que llegara una fuerte persecución de parte del comunismo, la iglesia no desapareció.



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Trasfondo

James Hudson Taylor nació el 21 de mayo de 1832 en Barnsley al norte de Inglaterra. Él creció en un hogar cristiano devotamente metodista. Su padre era predicador wesleyano y farmacéutico, y se dice que ambos padres eran fervientes en la oración. Desde antes de que naciera, sus padres mostraron un interés particular por los países extranjeros especialmente por China. Incluso ellos oraban: “Si tenemos un hombre, que vaya a trabajar en tu nombre a China”. Les fascinaba la cultura de este país, pero particularmente su necesidad de Cristo.


Sin embargo, tal oración no fue respondida inmediatamente. De hecho, a los 17 años Taylor no se consideraba cristiano ni compartía la fe de sus padres. Él se había vuelto bastante escéptico del cristianismo por el mal ejemplo de los cristianos. ¿Cómo era posible que estos cristianos dijeran que conocían y creían en la Biblia, pero vivían como si dicho libro no existiera? Es interesante como este es el caso de muchos que crecen en la iglesia. La supuesta hipocresía de los mismos creyentes es lo que termina alejándolos. Sin embargo, el mal ejemplo de los cristianos no es razón suficiente para hacer a un lado a Cristo y Su Iglesia.


Fue durante esta época en 1849 que Taylor se encontró con un folleto evangelístico. Él lo empezó a leer no por alguna necesidad espiritual sino por la historia que narraba. Al leer este folleto algo sucedió en su corazón, y cuando llegó a la parte donde habla sobre Cristo, no pudo más y la gracia de Dios lo conquistó con la frase: “la obra terminada de Cristo.”

Lleno de emoción y gozo le contó a su familia lo que había pasado. Su madre y su hermana estaban hasta más felices que él. Resulta que en el mismo tiempo en el que Taylor dijo que esto había sucedido, Dios había incomodado a su madre a estar orando persistentemente por Taylor. Ella oró y oró aquel día hasta sentir paz de que su petición había sido contestada. Asimismo, su hermana había llegado a la convicción de orar 3 veces al día por su conversión. Finalmente, Dios había escuchado la oración de su familia.


Esto produjo un cambio radical en Taylor. A partir de ahí él se dedicaría a las misiones y comenzaría a prepararse. Su preparación incluía a hacer ejercicio, dejar su casa para ir a un lugar marginado, estudiar medicina y convertirse en asistente de un médico, comer poco, dormir en un colchón duró, aprender mandarín con un evangelio de Lucas que había conseguido y sobre todo leer todo lo posible sobre China. Taylor adquirió una nueva devoción por el Señor. Su día comenzaba a las 5 am y no paraba hasta que se escondiera el sol. Además, gracias al ejemplo de sus padres, la oración se volvió una parte indispensable de su ministerio. Él aprendería aun antes de ir a China que sin duda Dios supliría sus necesidades. Así le sucedió en esta pequeña historia:

En este contexto, Dios condicionó a Taylor —y Taylor se condicionó a sí mismo— para una vida de fe. En una ocasión, un hombre de Drainside se acercó a Taylor y le rogó que fuera a orar por su esposa moribunda, ya que el sacerdote local había querido cobrar demasiado por la visita. Al entrar en la habitación de la mujer enferma, Taylor vio que podrían evitar la hambruna si tan solo le entregaba su última moneda de media corona que le quedaba en el bolsillo. Pero Taylor, que ahora vivía de pequeñas porciones de alimentos sencillos como arroz y avena, no sentía que pudiera desprenderse de sus últimos recursos restantes. Además, el Dr. Hardey era propenso a olvidarse de pagarle su salario, y Taylor no deseaba recordarle a Hardey el asunto, sino más bien confiar en que Dios haría que su empleador pensara en su salario, tratando de ejercitar sus músculos de fe.
Después de hacer una oración bastante vacía con la familia, el esposo se volvió hacia él. “Ve en qué estado terrible estamos, señor; si puede ayudarnos, ¡hágalo por el amor de Dios!”, le ordenó.  En lo que Taylor sintió como una crisis de fe agonizante, finalmente sucumbió a la convicción del Espíritu Santo y reveló la media corona, sintiendo inmediatamente una sensación de alivio. Taylor se fue a la cama sin un centavo, pero lleno de paz, y a la mañana siguiente se despertó con una entrega anónima: un sobre que contenía medio soberano (cinco veces el valor de la moneda que había regalado). Experiencias como esta no solo ejercitaron y fortalecieron su fe, sino que lo prepararon para la incomodidad y la toma de riesgos necesarios para sumergirse en la sociedad china como obrero del evangelio. Así, resolvió “conmover al hombre, a través de Dios, solo mediante la oración” (Taylor, 2008)

Fue así como Dios fue preparando a Taylor para lo que se aproximaba. Él seguía estudiando medicina hasta que al contactar a la “Agencia para Evangelización de China” ellos le brindaron la oportunidad de irse a China. Sin pensarla dos veces a los 21 años de edad y sin terminar todavía su carrera en medicina Taylor emprendió este viaje que duraría 6 meses aquel septiembre de 1853.


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Misión

El viaje de Inglaterra a China fue desbastador y agotante, pero finalmente llegó. Cuando Taylor llegó a la costa de China se dio cuenta que ya había misioneros. La cuestión estaba en que estos misioneros vivían cómodamente y trataban de alcanzar únicamente a los ricos y poderosos. Ninguno había querido ir más adentro a la parte rural y pobre. Tal escena lo incomodó y él se propuso ir a donde nadie más iba a ir.


Los primeros años en China Taylor iba como un soltero dispuesto a todo. Él estaba aprendiendo el idioma y en la medida que podía socializaba con los chinos. También tuvo la oportunidad de ejercer como médico ante la enorme necesidad. Aun con todo, su misión era evangelizar.


Tristemente al principio no tenía mucho éxito ya que, a pesar de su entusiasmo, los chinos lo veían como un extranjero y ellos no querían a los extranjeros. Fue ahí donde tomó una decisión que marcaría el rumbo de las misiones. Taylor decidió seguir el ejemplo de uno de los primeros misioneros a China: Charles Gutzlaff. Él dejó su ropa inglesa y usó la vestimenta china. Además, se dejó el pelo largo como ellos. Así poco a poco fueron recibiéndolo. Claro que al principio no dejaban de burlarse de él y aun sus propios compatriotas lo veían innecesario. Pero con el paso del tiempo, junto con una mayor fluidez en el mandarín, aquel extranjero cada vez se parecía más a ellos.


Taylor no duró mucho tiempo en Shangai y se dirigió a Ningpo al interior de China. Por más que la fe de Taylor seguía intacta, la AEC comenzó a dejar de enviarle su salario acordado, y más y más familias se venían conflictuadas por la falta de recursos. Fue entonces que tomó la decisión de deslindarse de dicha agencia y volverse un misionero independiente. A fin de cuentas, Dios era el que suplía sus necesidades, y claramente lo podía hacer sin una agencia de por medio. A partir de ese momento Taylor decidió que no pediría más dinero y dejaría que Dios le hiciera llegar lo necesario para vivir.


En 1858 conoció a María Dyer, una hija de misioneros con quien se casaría. Juntos fundaron una iglesia y para 1860 ya tenía 21 miembros. Así Taylor trabajaba como médico en un hospital cristiano y se encargaba de la iglesia. Lamentablemente su cuerpo no aguantó la carga de trabajo y tuvo que volver a Inglaterra junto con su familia después de 6 años de arduo trabajo.


Taylor viajó a Inglaterra y permaneció allí durante un tiempo. Su salud mejoró lo cual le permitió seguir trabajando aun a la distancia. Él terminó sus estudios y se titulo como partero. Además, revisó el Nuevo Testamento traducido al mandarín. Aparte no dejaba de promocionar las misiones a China y hasta se hizo amigo del famoso predicador de Londres, Charles Haddon Spurgeon quien llegó a admirarlo. Taylor permaneció 5 años en Inglaterra hasta aquel fin de semana en Brighton.


Lo habían invitado a pasar el fin de semana en esta ciudad. Cuando se reunieron el domingo para adorar a Dios, Taylor se sentía incomodo. ¿Cómo era posible estar tan tranquilos cuando hay un mundo por alcanzar? Cientos de cristianos disfrutaban de un domingo en paz cuando miles se pierden allá afuera. Taylor salió de la iglesia y se fue a caminar en la playa. Fue ahí donde Dios le hizo entender que la responsabilidad de salvar a los perdidos no era suya sino de Dios. También le mostró lo que seguía para su vida. Taylor fundaría una nueva agencia misionera interdenominacional cuya intención no era otra más que mandar y mandar misioneros. Ellos no pedirían dinero y vivirían de donaciones. Esta agencia tomó el nombre de “Misión al Interior de China.” Ese día en la playa Taylor oró por 24 misioneros para iniciar este proyecto.


En 1866 Taylor junto con su familia regresarían a la China a lado de 16 misioneros comprometidos. Poco tiempo después llegaron los otro 8 por los cuales había orado completando los 24. Pero esto no se detuvo ahí. Taylor oraba cada vez por más y más. Para 1876, diez años después ya eran 52 misioneros. 5 años después esta misma agencia ya tenía 70 misioneros y en 1884 eran un total de 76. Llegaron a los 100 misioneros para 1887 y un año después la agencia ampliaría sus horizontes convirtiéndose en una agencia internacional mandando a su primer grupo norteamericano.


Taylor deseaba y añoraba establecer iglesias por toda China. Él quería ver misioneros en China, pero sobre todo quería que hubiera iglesias chinas con edificios chinos con pastores chinos. Solo así el cristianismo permanecería en China.


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Legado

Hudson Taylor murió el 3 de junio de 1905 estando aún en China. ¿Qué fue lo que logró este hombre a lo largo de su vida? Por un lado, Hudson fue uno de los pioneros de las misiones en China estableciendo un patrón nuevo. Normalmente los misioneros llegaban compartiendo un evangelio envuelto en su cultura occidental. Sin embargo, los chinos nunca iban a querer escucharlos. Por eso, él introdujo el evangelismo inmerso en la cultura local. Era indispensable envolverse en la cultura y hacerse uno de ellos para así poder en confianza presentarles las buenas nuevas. Taylor decía: “Los misioneros deben de ser hombres de celo apostólico, de paciencia y resistencia, dispuestos a ser todo para todos.” Esa era la idea: ser todo para todos, justo como lo fue el apóstol Pablo.


Además, Hudson Taylor fue el primero en ir más allá de las costas de China. Ya había misioneros en la China, pero ninguno tenía la valentía como para adentrarse al interior de la China – donde estaban los lugares rurales y marginados. Claro que los ricos necesitaban a Cristo, pero también los pobres. Todo China necesitaba a Cristo. Para el tiempo de su muerte, ya había 825 misioneros en las 18 provincias de China, 300 estaciones de trabajo, 500 ayudantes chinos y más de 25,000 convertidos. Todo por ir más adentro.


De entre lo que más sobresale de Taylor y de lo que todos podemos aprender de Él sin necesariamente tener que ser misioneros era su fe y vida de oración. Cuando los recursos dejaron de llegar por parte de la agencia con la que trabajaba, probablemente lo más lógico hubiera sido o “quejarse” por la falta de compromiso o buscar otra agencia con más dinero. ¿Qué fue lo que hizo? Encomendarse por completo a Dios.


A partir de ese momento podríamos decir que Taylor no se soltó de la mano de Dios ni tampoco Dios lo soltó. Vez tras vez él veía como Dios suplía para sus necesidades personales, familiares y de la agencia que comenzaría. Nunca dejó de orar ni de confiar en Dios. Aun cuando se fuera a dormir sin ningún centavo, él sabía que Dios obraría milagrosamente. ¿Qué sucedería si nosotros tuviéramos también esa clase de fe y devoción al orar? ¿Qué tanto más no veríamos en nuestra familia e iglesia? Si Dios pudo sostener una agencia misionera de cientos de misioneros, ¿Qué no puede hacer en tu vida?


Por último, debemos de notar que Taylor nunca se consideró un gran personaje ni alguien tan indispensable en la obra de Dios. Es decir, que por más que fue la punta de la lanza, él se veía así mismo como “tan solo un siervo de un Dios fiel”. Él llegó a comprender que Dios puede hacer lo que quiera con quiera porque a fin de cuentas es su obra y no la de nosotros: “La obra de Dios hecha a la manera de Dios nunca carecerá de la provisión de Dios.” No es hasta que entendemos eso que podemos lanzarnos hacia los planes de Dios sin miedo al fracaso o lo que pudiera pasar justo como Hudson Taylor.


Escrito por Josué Gutiérrez, pastor de Dios de Gracia.




 

Referencias

B. de Bucana, J. GP Biografía 13: Hudson Taylor, padre de las misiones modernas. Recuperado de https://logoi.org/producto/gp-biografia-13-hudson-taylor-padre-de-las-misiones-modernas/ el 10 de septiembre de 2024.


Kocman, A. (8 de abril de 2020) All Things to All People: Hudson Taylor’s Life and Legacy of Contextualization (Todas las Cosas para Todas las personas: La vida y el legado de la contexutalización de Hudson Taylor). Recuperado de https://abwe.org/blog/all-things-all-people-hudson-taylor-s-life-and-legacy-contextualization/ el 10 de septiembre de 2024.


OMF International. (1 de junio de 2021). James Hudson Taylor – Fundador de CIM. Recuperado de https://omf.org/es/james-hudson-taylor-founder-of-cim-omf-international/ el 10 de septiembre de 2024.


Taylor, Hudson (2008) Una Retrospectiva. Proyecto Gutenberg


Cheng, S. (11 de diciembre de 2023) Hudson Taylor’s Wish for a ‘Thousand Lives’ for China’s Millions Has Become a Reality (El Deseo de Hudson Taylor de mil vidas en los millones de China sea vuelto una realidad). Recuperado de https://www.christianitytoday.com/2023/12/hudson-taylor-legacy-china-inland-mission/ el 10 de septiembre de 2024


Gómez, G (21 de mayo de 2024). Hudson Taylor: vida y ministerio del gran misionero a la China. Recuperado de https://biteproject.com/hudson-taylor/ el 10 de septiembre de 2024.

 
 
 

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