La Mamá de Ojos Cafes - La vida de Amy Carmichael
- Iglesia cristiana Dios de Gracia
- 25 sept 2024
- 9 Min. de lectura
Actualizado: 5 nov 2024

Probablemente en alguna ocasión siendo niño o adolescente se quejó con sus papas o con Dios por alguna característica física que no le gustaba. O incluso todavía de vez en cuando no está tan conforme con ciertas cualidades que tiene. ¿Por qué Dios me hizo tan “chaparro”? ¿Por qué no me dio chinos? ¿Por qué no este color de cabello? ¿Por qué mis ojos son cafés y no azules?
Esa fue la oración de una pequeña niña irlandés hace casi 200 años. Ella le pedía a Dios: “Dios dame ojos azules, yo sé que Tú puedes porque solo Tú tienes el poder”. Ella simplemente quería ser como los demás. Ella siendo irlandesa se veía “extraña” con sus ojos cafés. Sin embargo, por más que esto era lo que más deseaba, Dios no le cambió el color de sus ojos. En ese momento no lo entendió y no fue hasta después que esos ojos cafés se convirtieron en un regalo de parte de Dios. Esta es la vida de Amy Carmichael – la madre adoptiva de miles de niños.

Trasfondo
Amy Carmichael nació el 16 de diciembre de 1867 en Millsle, Irlanda del Norte. Ella era la mayor de siete hermanos, 4 niños y 3 niñas. Su familia era cristiana, presbiterianos devotos. El padre de Amy era dueño de un molino de harina que había pasado por su familia a lo largo de los años. Económicamente les iba bastante bien y aquel molino proveía de trabajo a la comunidad la cual su familia siempre amó. Sin embargo, dicha empresa comenzó a tener problemas por una crisis financiaría y poco a poco fue en declive. El problema más preocupante de todo esto fue como la tensión, el estrés y las nulas soluciones terminaron consumiendo al padre de Amy al punto de morir a los 54 años de edad. Esto hizo que la familia Carmichael tuviera que abandonar Millsle y mudarse a Belfast. Amy tuvo que dejar la escuela y dedicarse a criar a sus hermanos por los siguientes 10 años. Entonces la vida de Amy daría un verdadero giro.
Cierta ocasión saliendo de la iglesia, sus hermanos y ella notaron que había una mujer mendiga tratando de bajar un callejón sin mucho éxito. Inmediatamente ellos fueron a su ayuda. No pasó ni un momento para que Amy fuera consciente de lo que estaba haciendo y cómo todos podían verlos. Esto hizo que Amy se sintiera avergonzada. ¿Qué iban a pensar de ella al verla ayudando a esta pordiosera? Ellos estaban haciendo algo bueno, pero su corazón no estaba bien.
En ese instante escuchó como alguien le hablaba y como si le dijera en el oído: “Si alguien construye sobre este fundamento ya sea con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, heno y paja, su obra se mostrará tal cual es, pues el día del juicio la dejará al descubierto. El fuego la dará a conocer y pondrá a prueba la calidad del trabajo de cada uno.” Esto la dejó perpleja, pero inmediatamente volteó para encontrar a aquella persona que le habló al oído. No vio a nadie. Ella siguió su camino. Al llegar a su casa estaba intranquila porque ella estaba segura de haber escuchado una voz. Decidió averiguar si no había sido algo que venía en la Biblia. Y tenía razón, ella escuchó el pasaje de 1 Corintios 3:12-13. Algo cambió en su corazón y nunca más volvería a sentir vergüenza por ayudar a alguien.
Al poco tiempo ya estaba buscando donde poder ayudar y para su fortuna su pastor la invitó a acompañarlo a un barrio de Belfast a repartir folletos y alimentos. Esto le encantó y nunca faltaba. Ella comenzó a trabajar con un grupo llamado Shawlies quienes eran mujeres y niñas que trabajan jornadas de hasta 14 horas en el molino. Su corazón se apachurraba cada vez que las veía y más cuando supo que algunas eran menores que ella. Cuando no pudo más, ella decidió mudarse allí para poder seguir ayudando. Incluso los invitaba a su iglesia. Muchos iban. El problema llegó cuando a los de la iglesia no les pareció que Amy trajera a los Shawlies ya que sus condiciones no eran las mejores. Poco a poco los fueron corriendo hasta pedirle que ya no los trajera. ¿Cómo le haría para que los Shawlies siguieran creciendo en su fe, pero sin un lugar donde reunirse? Dios la movió a comprar un edificio de hojalata que sería solo para ellos. Le costó poco menos de $13,000 pesos en ese entonces.
Lamentablemente al pasar los años el dinero de su familia se terminó y los ahorros que les había dejado su padre se acabaron. Esto hizo que Amy tuviera que buscar otras maneras de salir adelante y terminó mudándose a Manchester donde rentaba un apartamento. Sin embargo, las condiciones de este apartamento lleno de cucarachas afectaron su salud. Fue aquí donde un querido amigo de la familia la recibió en su casa – Robert Wilson. Él le dio la oportunidad de continuar su obra sin tener que preocuparse por sus gastos.
Todo iba relativamente bien y mejoró cuando Amy tuvo la oportunidad de escuchar a Hudson Taylor. Él era amigo de Robert Wilson, y cuando compartió sobre las misiones extranjeras su corazón ya no solo se estremecía por los necesitados, ahora latía por los perdidos. Ahí Amy recibió su llamado a las misiones; Dios le estaba diciendo claramente: “Ve tú”. Esta temeraria decisión no significó un camino fácil. Su madre y el señor Robert se dolían por tener que dejarla ir. Sin embargo, ambos estaban de acuerdo en que sí Dios la estaba llamando quienes eran ellos para oponerse.

Misión
Era claro que después de oír a Hudson Taylor ella querría ir a China. Así que envió su solicitud a esta agencia misionera con la esperanza de irse cuanto antes. Después de avanzar en el proceso, ella fue rechazada por sus problemas de salud. En vez de desanimarse y rendirse, ella contactó otra agencia que mandaba misioneros a Japón. Ellos la aceptaron en 1883 y así comenzó su travesía como misionera. Tal era su pasión que aun en el viaje a Japón ella le compartió el evangelio al capitán del barco y para cuando llegaron ya también era cristiano.
En Japón ella se dedicó a predicar el evangelio en los pueblos que iba visitando. En cierta ocasión, ella estaba conversando con una mujer a la que estaba llevando a los pies de Cristo. Cuando a su parecer ella estaba por “caer rendida”, la mujer se fijó en los guantes que tenía Amy y la conversación se desvió para nunca más volver. Fue aquí cuando decidió de una vez por todas que si iba a ser misionera ella se iba sumergir en la cultura local. Ella seguiría el ejemplo de Hudson Taylor y dejó su atuendo irlandés y lo cambió por uno japonés.
Ella trabajó en Japón por 15 meses hasta que tuvo que abandonar este país dado que el clima le estaba perjudicando su salud. Amy no quería regresar a Irlanda; ella debía de seguir como misionera. Sin embargo, para este tiempo le llegó una carta sobre como el señor Robert Wilson había sufrido un derrame cerebral. Ella volvió a Inglaterra por un tiempo, recobró fuerzas y además se lanzó a India en 1895 donde pasarían el resto de su vida.
Después de aprender el idioma y un poco sobre la cultura, ella pasó los primeros años predicando como una evangelista itinerante en India. Al igual que en Japón, ella se sumergió en la cultura y usaba la ropa y vestido que las mujeres usaban. Ya en India ella se juntó con una pareja – Thomas y Catherine Walker. Este grupo se había dado cuenta que llegaban a un lugar donde sí había cristianos, pero no eran más que cristianos nominales.
La verdad es que India era un lugar difícil. Pero como ella decía: “La vida no es un camino llano ni suave, pero es una bendición escalar las colinas y caminar con esfuerzo sobre las piedras con un buen corazón. Creo que a veces uno hace su mejor trabajo en la parte cuesta arriba, aunque quizás no lo sepa." La mayoría de la gente no tenía interés en escucharlos y mucho simplemente los rechazaban. Duraron 3 años para finalmente ver fruto cuando dos mujeres se convirtieron. Al darse cuenta que las mujeres eran las que más necesitaban ayuda, ellos decidieron abrir un grupo de ayuda que serviría más que nada como una pequeña iglesia – “El Cúmulo de Estrellas” por Daniel 12:3. Todo parecía avanzar hasta que el 7 de marzo la visita de una niña transformó la visión Amy.
Preena era el nombre de esta niña. Preena era una niña de 7 años cuya madre la había abandonado en los templos hindús. Su madre la había llevado en adoración a sus dioses para que sirviera como prostituta en el templo. Preena sufría tanto e intentó escapar volviendo una vez más con su madre. Su madre en vez de protegerla la llevó de regresp al templo. Ahí la castigaron quemándole las manos con unas planchas calientes. Ya de vuelta, en cierta ocasión ella estaba recogiendo agua para el templo cuando escuchó a una mujer hablar sobre como su dios amaba a todos por igual y no los separaba en castas como en India. Esto le fascinó y la llenó de esperanza. Una vez más intentó escapar.
Cuando nadie estaba viendo, abrió las pesadas puertas y corrió lo más que pudo. Cruzó un arroyo hasta toparse con una mujer en el camino. “Por favor lléveme con esa mujer que cuida a los niños.” La mujer sabía que esto era arriesgado, pero también sabía en que aldea estaría Amy. Ambas se dirigieron hacia allá hsata finalemnete llegar. En la mañana siguiente ahí estaba sentada Amy desayunando. La niña salió corriendo a abrazar a la que providencialmente sería su nueva mamá adoptiva: “Soy Preena y voy a quedarme contigo para siempre,” dijo ella. A partir de ese momento ya no sería Amy sino “Amma” (madre en tamil).
Tal experiencia quebrantó el corazón de Amy quien decidió focalizar todos sus esfuerzos en rescatar niños. Ella establecería un refugio infantil que sería un orfanato para las niñas que sacaría de los templos. Ella haría lo necesario para liberarlos. Por eso todavía más se “camuflajeó” entre los hindús teñiéndose la piel con café y te para ser como ellos. Y justamente gracias a esos ojos cafés fue que logró recabar información y pasar desapercibida para beneficio de los niños aun entrando a los mismos templos.
Ella estableció la Comunidad Dahnavur en 1901 que iniciaría en una casa abandonada por misioneros junto con otras 4 niñas y Preena. Aquel lugar sería verdaderamente un refugio para las niñas. Era una casa que se caracterizaba por el amor, las risas, el trabajo, la diversión y sobre todo una educación cristiana. La comunidad fue creciendo y años después en 1904 tendría 30 niños, en 1907 eran 70, en 1913 eran más de 130 y para 1918 también incluyeron niños.
Amy nunca pidió dinero, sino que siempre oraba fervientemente a Dios y Él proveía todo lo necesario. Esta comunidad no solo era un refugio, sino que también llegó a tener un hospital para niños. Amy logró cambiar las leyes para proteger a los niños del abuso. Sin embargo, todo se detuvo cierto día yendo hacia un nuevo edificio que rentaría en un lugar más cálido. Ella estaba inspeccionando la construcción. Cuando se hizo tarde al caminar por ahí no se dio cuenta que había un hoyo que habían cavado para las letrinas y se cayó rompiéndose la pierna, dislocándose el tobillo y torciéndose la columna.

Legado
Aquella mujer imparable tendría que cambiar su forma de extender el reino de Dios, al menos así lo veía ella. Muchos podrían haber aprovechado aquel accidente para simplemente desistir y tomarlo como una pausa indefinida de parte de Dios. Aunque mejoró, sus lesiones y heridas no le permitieron continuar con su rigurosa rutina. Ella tendría que pasar los siguientes años como discapacitada en una cama. ¿Eso la detendría? Ni un poco. En vez de resignarse y quejarse de su situación, Dios la sentó para poder poner en tinta y papel todo lo que había aprendido y lo que le quería dejar a las siguientes generaciones. A lo largo de 20 años ella escribió 37 libros y poemas. Puede ser que no haya estado "en la primera linea" rescatando niños, pero sí había sido la pionera que dejó los cimientos listos para que los siguientes siguieran construyendo.
Un 18 de enero de 1951 a los 84 años de edad ella murió en Dohnavur después de haber trabajado allí por 50 años. La vida de Amy Carmichael estuvo llena de dificultades y retos, y con la ayuda de Dios ella superó cada uno de ellos. Esta comunidad que había fundado para 1940 tenía 900 niños y adultos y 40-50 ayudantes. Lo que empezó como una casa abandonada ahora era toda una aldea funcional. Su vida inspiró a muchos incluyendo al famoso misionero Jim Elliot.
¿Cómo describiríamos a Amy? Incansable, determinada, llena de compasión, activa e intencional, visionaria, devota y sobre toda cautivada por su Señor Jesucristo. Como ella decía: “Si no tengo compasión de mis hermanos, como mi Señor tuvo compasión de mí, entonces nada conozco del amor del Calvario."¿Pero no es así como deberíamos de ser todos los cristianos? Mi oración es que la vida de ella y los misioneros sobre los cuales se estuvo escribiendo sirva como inspiración a darlo todo por Jesús todos los días de nuestra vida justo como ellos lo hicieron.
Mateo 10:32-33
32 »A cualquiera que me confiese delante de los demás yo también lo confesaré delante de mi Padre que está en el cielo. 33 Pero a cualquiera que me niegue delante de los demás yo también lo negaré delante de mi Padre que está en el cielo.
Escrito por Josué Gutiérrez, pastor de Dios de Gracia.
Referencias
Garriot, A. (enero 30 de 2023) Who Was Amy Carmichael? (¿Quién era Amy Carmichael?). Recuperado de https://www.ligonier.org/learn/articles/missionary-amy-carmichael el 18 de septiembre de 2024.
Goméz, G. (octubre 27 de 2022). Amy Carmichael: misionera y reformadora social en la India. Recuperado de https://biteproject.com/amy-carmichael/ el 18 de septiembre de 2024.
Martínez, K. La historia de vida de Amy Carmichael. Recuperado de https://www.ellaflorece.org/post/la-historia-de-vida-de-amy-carmichael el 18 de septiembre de 2024.
Menkis, A. (10 de julio de 2023). Mother to the Exploited: Meet Amy Carmichael (Madre de los explotados: Conoce a Amy Carmichael). Recuperado de https://corechristianity.com/resources/articles/mother-to-the-exploited-meet-amy-carmichael-1867-1951 el 18 de septiembre de 2024
Vision Video. (27 de noviembre de 2021). Amy Carmichael: Mother to the Motherless (Amy Carmichael: Madre de los que no tenían madre). Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=D0jqeVolVFk el 18 de septiembre de 2024.
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